EL
VINO EN LA CULTURA ROMANA
La
cultura romana antigua estuvo fuertemente influida por los antiguos
griegos. El vino tenía implicaciones religiosas, medicinales y
sociales que lo separaban de otros alimentos. Cuando Roma entró en
su época dorada, la viticultura se expandió, empezó a emerger una
visión «democrática» del vino en la cultura romana, viéndose
esta bebida como necesidad diaria y no como un lujo reservado a unos
pocos.
En
la época de Catón se creía que incluso los esclavos debían tener
una ración semanal de unos 5 litros. Sin embargo sus razones
eran más de salud dietética de los esclavos y mantenimiento de su
fuerza que de proporcionales disfrute personal. Si un esclavo
enfermaba y no podía trabajar, Catón aconsejaba reducir sus
raciones a la mitad para conservar el vino para los que trabajaban.
Fue este punto de vista lo que llevó a la plantación generalizada
de viñedos, de forma que se cubrieran las necesidades de todas las
clases.
En
el siglo II a. C. los romanos introdujeron alimentos más
secos en su dieta y empezaron a utilizar el vino en las comidas para
ayudar a ingerir mejor este tipo de alimentos.
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EL VINO EN EL ANTIGUO EGIPTO
El
vino fue una bebida muy apreciada en el Antiguo Egipto. Era consumido
solo por la realeza y la corte, y también se consideró al vino como
bebida divina, por lo que se utilizaba en los rituales religiosos y
en las ofrendas a dioses.
En
las diversas pinturas y grabados de la época, han quedado
representadas cinco fases básicas y necesarias para la elaboración
del vino: la vendimia, el transporte de la uva a la cuba, el pisoteo
de las uvas, el prensado y el traspaso del vino a las tinajas para su
conservación y finalmente, el transporte a los almacenes.
En
el Egipto de los faraones, el vino se elaboraba fermentando el zumo
de diferentes tipos de frutos como la palma, la granada y el dátil,
aunque el más común y utilizado fue el vino de uva. Generalmente,
el vino no se tomaba tal como la fermentación lo presentaba, sino
que se acostumbraba a mezclar con miel y otros aromas suaves, que le
daban tonos más dulces o amargos. Era la bebida más cara y por
esta razón se consideraba un producto de prestigio y era consumido
únicamente por la nobleza hasta el Imperio Nuevo, que fue cuando
aumentó su producción y su consumo. Durante el periodo griego de
los Ptolomeos, el consumo del vino se generalizó entre la población.
Durante
el Imperio Antiguo se distinguían tres tipos de vino: blanco,
rojo y negro, originales de tres especies de uva. El color del vino
dependía del tipo de uva y no de los fermentos empleados. La
cantidad de alcohol en el vino, estaba limitada por dos factores: el
azúcar de la uva y los fermentos.